Esta entrada ha estado en borradores de mi bitácora meses. Y es que a pesar de no tener miedo a decir ni a escribir lo que pienso, sà me molestan los juicios, o mejor dicho, le temo a ser malinterpretada. Pero una parte de mÃ, esa mujer que vive en los tiempos que corren, se niega a callarse, y dispongo de un medio para llegar a algunas mujeres, por lo tanto hoy es el dÃa para publicar esta entrada. Y es el dÃa porque recientemente mi chico y yo hemos sido titos de un nuevo sobrino y han sido los dÃas que más preguntas y mas caras de extrañeza he tenido que soportar ante mi respuesta a una pregunta que se repite una y otra vez:
"¿Y tu cuándo te vas a animar?"
Creo que alguna vez lo he mencionado por aquÃ, pero nunca me he atrevido a argumentarlo. Y la verdad es que, a mis 31 años, me apetece hacerlo y decir abiertamente que no me llama nada tener hijos.
Cuando tenÃa 20 años y lo tenÃa tan claro como ahora, no lo decÃa tan abiertamente porque pensaba que posiblemente cambiara de opinión con los años. Y si alguna vez lo mencionaba siempre recibÃa la misma respuesta: "ya te entrarán ganas, eres muy joven" o "ya me contarás dentro de unos años". Era cierto, con la madurez podÃa cambiar mucho mi concepto de la maternidad, y asà ha sido, sin embargo las ganas siguen siendo las mismas: nulas. Pero resulta curioso que al decir que no querÃa ser madre, las mujeres de mi alrededor lo tomaban como una idea que cambiarÃa, mejor dicho, que irremediablemente debÃa cambiar.
Lo cierto es que no siempre ha sido asà esa idea porque cuando era pequeña soñaba con tener muchos hijos con un hombre muy guapo (este último detalle era importante). Cuando digo muchos me refiero a 4 o 5, e imagino que serÃa porque siempre he querido tener más hermanos (tengo solo una hermana mayor) y pensaba que con los hijos podÃa suplir ese "complejo" de familia pequeña y poco ruidosa que a veces he tenido. Relacionaba cantidad con felicidad, y evidentemente no tiene por qué ser asÃ.
Pintura de Vicente Romero
Ya en la adolescencia empecé a notar que no me gustaban los niños y que ni siquiera se me pasaba por la cabeza el futuro con ellos. Pero fue a partir de los 20, como ya he dicho, cuando lo tuve claro de verdad.
Hoy en dÃa, cuando una mujer toma una decisión, sea cual sea, no siempre tiene que darle mil vueltas a las razones que le han llevado a tomarla. Pero amigas, el tema niños es distinto, la sociedad te obliga a pedir una instancia contigo misma para aclarar las causas por las cuales no quieres ser madre. Porque estás yendo en contra de la naturaleza y eso, cuanto menos, se merece una visita al psicólogo. Vale, quizás esté exagerando, pero la cara de extrañeza de la gente cuando me atrevo a decir que ser madre no entra en mis planes, casi me obliga, aunque solo sea para mÃ, a encontrar la raÃz que explique por qué yo no quiero lo que quiere la mayorÃa.
Porque sÃ, tenemos que hacer lo que hace la mayorÃa, si no corremos el riesgo de ser tachadas de inadaptadas. Recuerdo ahora un vÃdeo que está circulando por Facebook en el que se ve cómo una mujer que llega a una consulta se extraña de que todas las personas que esperan su turno sentadas, se levanten de su silla cada vez que suena un pitido por megafonÃa. Y a pesar de que no sabe por qué se levantan, la tercera vez que suena el pitido ella imita a la mayorÃa y termina levantándose simplemente porque parece que es lo que hay que hacer, sin ni siquiera cuestionarse el por qué.
Puede ser que una de mis causas sea esa, precisamente mi rebeldÃa y mi manÃa de ir a veces contracorriente. La verdad es que nunca he hecho lo que hace la mayorÃa, y si lo he hecho ha sido seguro a destiempo y de manera diferente.
Pero no hay que encontrar una causa que haya desencadenado el despropósito de no querer dar vida. Simplemente hay diferentes razones. Una de ellas es la libertad. La posibilidad de hacer lo que quiera, hasta el punto de gustarme ser un poco desastre con mi propia vida. Desastre simplemente porque no sigo las pautas que marca el mundo, por ejemplo: estoy en contra de las hipotecas y en desacuerdo a tener estudios universitarios aunque ellos no te motiven en absoluto. Me gusta saber que soy lo suficientemente libre como para poder permitirme ser irresponsable conmigo y con mi vida. Siempre he tenido la obsesión de no estar atada a nada por si me quiero ir. Y sÃ, aun asà voy a casarme, pero con alguien igual de libre que yo en ese sentido.
Pintura de Vicente Romero
Ser inconstante, dejar de seguir horarios y pautas, hacer cambios de rumbo son cosas que seguramente no me permitirÃa siendo madre. Porque por otro lado soy bastante cuadriculada algunas veces y las cosas me gustan bien hechas y con convencimiento. Creo firmemente que serÃa incapaz de tomarme la maternidad de una manera relajada por lo increÃblemente exigente que soy conmigo misma. Me estreso a veces demasiado simplemente porque quiero que todo salga perfecto. Y sÃ, se que un hijo cambia las prioridades de una mujer, lo que me lleva al siguiente punto.
La sociedad le lanza a la mujer el mensaje de que para ser lo que se espera de ellas debes ser madre, tener una carrera laboral y además mantenerte fÃsicamente atractiva. Y no puedes elegir una de las tres opciones, ya que si quieres ser una mujer completa debes llevar a cabo todas de una manera brillante. Como hacer todo eso y ser feliz es prácticamente imposible, las mujeres a veces se ven obligadas a renunciar a algo. Puedo trabajar y ser madre, pero no ocuparme de mi aspecto, por lo tanto la gente pensará que me he olvidado de mà misma y me dedico solo a los demás. Puedo ser madre y ocuparme de mi aspecto, y entonces seré una mantenida, una mujer sin aspiraciones y sin dignidad. Puedo trabajar y ocuparme de mi aspecto, pero entonces seré tachada de egoÃsta, inmadura y narcisista. Quizás parezca una exageración, pero realmente yo lo veo asÃ. Hagas lo que hagas serás juzgada, pero si decides no ser madre serás juzgada con más dureza. Antes las mujeres no podÃan elegir, pero ahora como podemos votar y vamos a trabajar se nos ha vendido la ilusión de que podemos decidir, sin embargo se nos controla sutilmente y parece que el único camino a la felicidad es hacer lo único que sabemos hacer bien: parir.
Pintura de Vicente Romero
En mi actual visión del asunto no juzgo nunca a nadie sin embargo no puedo evitar observar situaciones y sacar conclusiones. Veo a mi alrededor a muchas mujeres estresadas, algo de lo que yo huyo porque padezco de ansiedad. Y detrás de esas madres estresadas, veo niños desatendidos. Crios que van al colegio con la ropa manchada porque sus padres no tienen tiempo de sacar una mancha de una prenda pero tampoco tienen el dinero suficiente para prescindir de ella y comprar una nueva. Entonces me pregunto ¿qué sentido tiene? Volvemos a lo mismo de antes...¿es que hay que llevarlo todo a cabo porque la sociedad asà lo impone? Te venden que debes hacerlo todo, pero nunca harás nada bien, porque no te facilitan las herramientas para ello y porque, simplemente, no se puede ser perfecta en cada ámbito de tu vida. Por lo tanto muchas mujeres tienen hijos porque quieren tenerlos pero luego se ven obligadas a dejarlos con terceros, porque no tienen tiempo de estar con ellos. Creo que la sociedad está planteada muy mal...Y yo, en ese sentido, me voy a desvincular de ella.
No quiero que nadie piense que estoy haciendo apologÃa de la anti-maternidad, bueno podéis pensar lo que queráis, pero os aseguro que no pretendo animar a nadie a no ser madre, ni estoy en contra de las mujeres que lo son o quieren serlo, solo pretendo aportar otra visión a aquellas que tienen dudas o que saben que no quieren pero no se atreven a decirlo en voz alta por temor a ser incomprendidas.
SÃ, sé que las mujeres que valoran la maternidad respetan a aquellas que deciden prescindir de ella en su vida, respeto hay...pero estoy convencida de que no hay entendimiento. Y este tema nos separa. No deberÃa ser asÃ. Las que no queremos ser madres no somos lo contrario a vosotras, al revés, estamos en el mismo barco, el barco de la libertad de elección.
No somos peores personas por no querer ser madres, ni somos anti-niños, ni insensibles. Tengo dos sobrinas por parte de mi hermana que he ayudado a criar y que son lo más importante de mi vida, y ahora un nuevo sobrino por parte de mi futuro que me derrite las carnes cuando lo cojo en brazos. Y aunque, según muchas madres, voy a perderme el amor mas importante de la vida, no siento en absoluto que me haga falta con lo que tengo a mi alrededor. Yo tengo mucho amor, y simplemente creo que la mejor versión de mà misma no pasa por dar a luz, sino por quererme primero a mà misma.
¿Puedo cambiar de opinión? Claro que si, puede que en unos años vea todo esto de manera diferente y os cuente que al final he sucumbido al poder de maternidad y que olvidéis estas palabras. Pero si no es asÃ, me apetece mucho dejar esto por aquà por si a alguien le ayuda mi punto de vista.
Espero no haber ofendido a nadie con esta entrada porque os aseguro que no es mi intención bajo ningún concepto. Y os agradezco de antemano que me hayáis leÃdo y comprendido :).
¡Feliz martes!
Bsotess!!
P.D: he querido ilustrar la entrada con pinturas de Vicente Romero, un pintor madrileño que para mi gusto ilustra la maternidad de una manera preciosa, porque realmente asà lo veo :).
No somos peores personas por no querer ser madres, ni somos anti-niños, ni insensibles. Tengo dos sobrinas por parte de mi hermana que he ayudado a criar y que son lo más importante de mi vida, y ahora un nuevo sobrino por parte de mi futuro que me derrite las carnes cuando lo cojo en brazos. Y aunque, según muchas madres, voy a perderme el amor mas importante de la vida, no siento en absoluto que me haga falta con lo que tengo a mi alrededor. Yo tengo mucho amor, y simplemente creo que la mejor versión de mà misma no pasa por dar a luz, sino por quererme primero a mà misma.
¿Puedo cambiar de opinión? Claro que si, puede que en unos años vea todo esto de manera diferente y os cuente que al final he sucumbido al poder de maternidad y que olvidéis estas palabras. Pero si no es asÃ, me apetece mucho dejar esto por aquà por si a alguien le ayuda mi punto de vista.
Espero no haber ofendido a nadie con esta entrada porque os aseguro que no es mi intención bajo ningún concepto. Y os agradezco de antemano que me hayáis leÃdo y comprendido :).
¡Feliz martes!
Bsotess!!
P.D: he querido ilustrar la entrada con pinturas de Vicente Romero, un pintor madrileño que para mi gusto ilustra la maternidad de una manera preciosa, porque realmente asà lo veo :).