No sé cómo empezar la carta de este año. Me da un poco de vergüenza...pero por otro lado si pido muchas cosas mejor para vosotros ¿no? Asà tenéis más dónde elegir...Me da apuro...Es que yo este año quiero muchas cosas... Bueno mejor comenzamos como Dios manda.
"Este domingo triste pienso en ti dulcemente,
y mi vieja mentira del olvido, ya no miente."
Qué tendrán los domingos... Son como pequeños comienzos de año. Una reinicio que te da la oportunidad de enmendar lo acontecido la semana anterior. Esta semana seré mas productiva, me organizaré mejor y disfrutaré mas. Pero vuelve a ser igual que las anteriores, un caos de tiempos, suspiros y prisas. Solo los momentos de relax buscado cobran sentido entre tanto estrés. Pero en medio de ese ratito, la mentira del olvido del viernes, deja de mentir...
Si os digo que veréis por aquà muchos kimonos y kaftans, no os miento. Son prendas que me encantan porque esconden aquello que no quiero enseñar. Estilizan, visten y dan ese toque distinto que busca alguien a quien le gusta la moda. Y como el otoño no hace su llegada, pero sà nos ha abandonado el verano sofocante, puedo aprovechar para lucir todos los que no he podido ponerme durante los meses estivales.
Este kimono lo compré en Shana por 2.99 € en unas rebajas de hace un par de años. Es una tienda en la que no suelo entrar, no tiene un estilo que me llame la atención, y creo que las prendas dejan bastante que desear en cuanto a calidad. Pero vi este kimono colgado en la percha de saldos y me lancé a por él como una posesa (tengo testigos). Y cuando vi el precio final, casi doy saltos de alegrÃa.
He tardado en estrenarlo demasiado porque me recordaba mucho a una bata de estar por casa, pero encontré por fin la manera de integrarlo en un look de cualquier dÃa. En este caso de un domingo :).
Kimono - Shana (old)
Camiseta - Primark
Vaqueros - Zara
Zapatos - Pull&Bear (old)
Colgante - Primark
Bolso - Primark (old)
Tengo pendiente mejorar la calidad de las fotos, que deja mucho que desear, como las prendas de Shana. Perdonadme este hecho mientras investigo cómo mejorarlas :).
Gracias por leer y comentar.
*****
Pero 11 años después de aquel encuentro en el portal de mi casa,
todo mi cuerpo se estremeció, se paró el tiempo y la luz cambió.
Durante unos segundos, mientras atravesaba la corta distancia
que nos separaba, solo existÃamos tu y yo.
He tardado demasiado en hacer esta entrada, pero la verdad es que he necesitado mucho tiempo para digerir los sentimientos que a mÃ, personalmente, me produjo mi boda. Y es que el año previo de preparación y los acontecimientos que la rodearon me dejaron algo agotada y con una sensación un tanto agridulce de un dÃa que, en realidad, fue el más feliz de mi vida. Es algo contradictorio y difÃcil de explicar, pero lo cierto es que me ha tenido bloqueada durante estos meses. Pero una conversación con mi marido este fin de semana me ha animado a compartir un pequeño análisis de ese dÃa con vosotras, centrándome únicamente en lo mejor, y dejando atrás aquello que casi consigue enturbiar el éxito de ese 12 de noviembre de 2016, que no es otro que habernos casado de la forma en que querÃamos hacerlo.
Quisimos una boda pequeña y sencilla, y asà la hicimos. Como os comenté en una entrada anterior al acontecimiento, elegimos una ermita en la sierra de Sevilla, y la elegimos porque la descubrimos haciendo una ruta en un momento decisivo de nuestra relación, y nos gustó tanto su sencillez y ubicación que ambos pensamos que serÃa el sitio idóneo para casarnos si, algún dÃa, nos decidÃamos. Lo mejor que tiene esta pequeña construcción es que se encuentra literalmente en mitad del campo sin nada a su alrededor que le reste protagonismo a sus paredes blancas rodeadas de vegetación.
Para la celebración optamos por huir de cortijos, haciendas y catering, ya que no querÃamos una boda tradicional, sino celebrar con nuestra familia y amigos un banquete acogedor y agradable, y para ello La Posada del Moro en Cazalla de la Sierra, fue el lugar idóneo. Coqueto, con encanto y una cocina propia merecedora de su buena fama.
Aquella mañana me desperté mas tranquila de lo que yo podÃa esperar de mà misma para ser un dÃa que habÃa construido en mi mente toda mi vida. La sensación de que ya está todo hecho y que a partir de ahà ya no dependÃa de mà el desarrollo de los acontecimientos, hizo que empezase a disfrutar por fin de aquello que habÃa preparado durante meses.
Para el peinado tenÃa clarÃsimo que no querÃa un recogido, no suelo recogerme el pelo nunca, de hecho la mayorÃa de los dÃas ni siquiera me lo arreglo, asà que mi pelo suelto con un semi-recogido necesario para sujetar la tiara trasera, fue la elección. Para el maquillaje contraté por supuesto a Esperanza Gutiérrez, de hecho fue lo primero que cerré para mi boda porque también era algo que tenÃa decidido de siempre. Ni se me pasó por la cabeza maquillarme yo misma, sin duda preferà a una profesional a la que no le temblaran las manos ese dÃa, porque yo me habrÃa hecho un desastre seguro.
Para prepararme ese dÃa me compré un vestido de Zara con un corte de bata y un estampado de hojas en tonos ocres que se me antojó ideal para la ocasión. La tÃpica bata de satén blanco se me hacÃa demasiado tradicional para mÃ.
Para prepararme ese dÃa me compré un vestido de Zara con un corte de bata y un estampado de hojas en tonos ocres que se me antojó ideal para la ocasión. La tÃpica bata de satén blanco se me hacÃa demasiado tradicional para mÃ.
La elección de mi vestido de novia fue mucho mas fácil de lo que mi madre esperaba, de hecho me quedé con el primer vestido que me probé. QuerÃa que fuera sencillo, sin encajes, ni abalorios, ni pedrerÃa, ni volantes, ni drapeados. A ser posible de crepe, que tuviera caÃda y que me favoreciera obviamente. Y a pesar de que creÃa que un corte a la cintura y una falda fluida me quedarÃa mejor, me sorprendà al ver que un vestido ajustado a mi cuerpo me hizo replanteármelo y decidirme finalmente por un modelo que marcaba toda mi silueta. Otra cosa que tenÃa clara es que querÃa llevar manga larga, creo que no hay nada mas elegante para una novia que una manga que cubra todo el brazo. Perdonadme pero no entiendo los escotes palabra de honor ni los tirantes para casarte en una iglesia... Asà que con esas ideas, Adrian Novias me confeccionó mi vestido a medida al que incluimos como único adorno un precioso encaje en el escote de la espalda y en los puños.
Llevé velo, y aunque en un primer momento querÃa haberlo colocado a modo de capa cogido a los hombros del vestido, finalmente opté por llevarlo en el pelo, sujeto por las puntas y a cada lado de la cabeza. Es una decisión que aún me pesa, porque el resultado luego no fue lo que esperaba, pero no hay que arrepentirse de detalles sin importancia.
Todo la boda fue del color del otoño, incluidos mis complementos, ya que los tonos verdes, burdeos y ocres fueron los elegidos para la semi-tiara que le encargué a Maryna Torres. No querÃa un tocado de novia al uso, ni perlas, ni pedrerÃa, querÃa flores otoñales y ella supo hacerme justo lo que tenÃa en mente y a un precio de risa, todo hay que decirlo. Porque eso sÃ, he intentado huir todo lo que he podido del "negocio bodas", y centrarme en mis preferencias buscando siempre la mejor, y más económica, opción.
Los zapatos también los querÃa verdes, en un principio de terciopelo, pero en el momento en que tuve que buscar los complementos, la temporada de otoño-invierno no habÃa comenzado y me fue imposible encontrarlos. Aun asà tuve la suerte de dar justo con el tono que buscaba en este altÃsimo modelo en piel de melocotón de Menbur.
¿Los pendientes? También verdes, y enamorada quedé de ellos nada mas verlos. De plata vieja con piedras semi-preciosas en un tono perfecto. Y el ramo también verde, querÃa que abundara ese color, no me llamaba nada un ramo de flores, no tengo predilección por ninguna y me da muchÃsima rabia pagar lo que piden por ellas. QuerÃa hojas de olivo y en la floristerÃa me enseñaron esta variedad mas pequeña, a la que únicamente le agregaron unas pocas flores blancas y unos frutos rojos que le dan el toque invernal que buscaba.
Y en las manos mi anillo de compromiso aguardando la llegada de la alianza y en la otra una pieza que perteneció a mi bisabuela y que me hacÃa ilusión llevar. Para la manicura, como veis, tampoco opté por la clásica de novia, sino por un tono borgoña para completar el juego de tonos de la tiara.
Después de la llegada de familiares, y de las fotos de rigor en casa de mi madre, me dispuse a salir camino a la ermita de Ntra. Señora del Monte, a hacer un recorrido que habÃa hecho en muchas ocasiones en los meses previos, y que nunca se me hizo tan interminable como aquel dÃa. Creo que es el único momento que tiene una novia para pensar el dÃa de su boda, el trayecto a la ceremonia, y mi padre que me acompañaba, supo respetar y entender mis suspiros y mi mirada perdida por la ventanilla. ParecÃa todo un sueño...
Nos ahorramos el alquiler de un coche estupendo y precioso para la ocasión, pero que solo disfrutarÃamos un rato, gracias a que mi cuñado tuvo la amabilidad de llevarme en un mercedes de los 90 que yo adorné con unos sencillos ramilletes que hice justo el dÃa antes.
Cuando la espera terminó y llegamos al destino, solo unos pasos faltaban para vivir el momento que relato al principio de la entrada y que es sin duda el culmen de todo un proceso emocionante, a veces estresante y agotador, pero que merece la pena tan solo por ese instante. A todas las futuras novias solo puedo darles un consejo, y es que no se olviden nunca del sentido real que tiene tanto preparativo, la razón principal de los nervios y la ilusión, es sin duda que habéis tomado la decisión de concederos un dÃa importante en la relación. Nosotros éramos lo esencial, mas que nada ni nadie. No existÃa lo necesario ni lo imprescindible si él me estaba esperando allà para casarse conmigo.
Y con esta reflexión finalizo la entrada de hoy y dejo el resto para otro dÃa donde os contaré los detalles de la ceremonia, la decoración del banquete y el transcurso de aquel dÃa inolvidable. Y quizás me de por contar más cosas :).
Espero que os haya gustado.
Gracias por leer y comentar.
*****
Llevé velo, y aunque en un primer momento querÃa haberlo colocado a modo de capa cogido a los hombros del vestido, finalmente opté por llevarlo en el pelo, sujeto por las puntas y a cada lado de la cabeza. Es una decisión que aún me pesa, porque el resultado luego no fue lo que esperaba, pero no hay que arrepentirse de detalles sin importancia.
Todo la boda fue del color del otoño, incluidos mis complementos, ya que los tonos verdes, burdeos y ocres fueron los elegidos para la semi-tiara que le encargué a Maryna Torres. No querÃa un tocado de novia al uso, ni perlas, ni pedrerÃa, querÃa flores otoñales y ella supo hacerme justo lo que tenÃa en mente y a un precio de risa, todo hay que decirlo. Porque eso sÃ, he intentado huir todo lo que he podido del "negocio bodas", y centrarme en mis preferencias buscando siempre la mejor, y más económica, opción.
Los zapatos también los querÃa verdes, en un principio de terciopelo, pero en el momento en que tuve que buscar los complementos, la temporada de otoño-invierno no habÃa comenzado y me fue imposible encontrarlos. Aun asà tuve la suerte de dar justo con el tono que buscaba en este altÃsimo modelo en piel de melocotón de Menbur.
¿Los pendientes? También verdes, y enamorada quedé de ellos nada mas verlos. De plata vieja con piedras semi-preciosas en un tono perfecto. Y el ramo también verde, querÃa que abundara ese color, no me llamaba nada un ramo de flores, no tengo predilección por ninguna y me da muchÃsima rabia pagar lo que piden por ellas. QuerÃa hojas de olivo y en la floristerÃa me enseñaron esta variedad mas pequeña, a la que únicamente le agregaron unas pocas flores blancas y unos frutos rojos que le dan el toque invernal que buscaba.
Y en las manos mi anillo de compromiso aguardando la llegada de la alianza y en la otra una pieza que perteneció a mi bisabuela y que me hacÃa ilusión llevar. Para la manicura, como veis, tampoco opté por la clásica de novia, sino por un tono borgoña para completar el juego de tonos de la tiara.
Después de la llegada de familiares, y de las fotos de rigor en casa de mi madre, me dispuse a salir camino a la ermita de Ntra. Señora del Monte, a hacer un recorrido que habÃa hecho en muchas ocasiones en los meses previos, y que nunca se me hizo tan interminable como aquel dÃa. Creo que es el único momento que tiene una novia para pensar el dÃa de su boda, el trayecto a la ceremonia, y mi padre que me acompañaba, supo respetar y entender mis suspiros y mi mirada perdida por la ventanilla. ParecÃa todo un sueño...
Nos ahorramos el alquiler de un coche estupendo y precioso para la ocasión, pero que solo disfrutarÃamos un rato, gracias a que mi cuñado tuvo la amabilidad de llevarme en un mercedes de los 90 que yo adorné con unos sencillos ramilletes que hice justo el dÃa antes.
Cuando la espera terminó y llegamos al destino, solo unos pasos faltaban para vivir el momento que relato al principio de la entrada y que es sin duda el culmen de todo un proceso emocionante, a veces estresante y agotador, pero que merece la pena tan solo por ese instante. A todas las futuras novias solo puedo darles un consejo, y es que no se olviden nunca del sentido real que tiene tanto preparativo, la razón principal de los nervios y la ilusión, es sin duda que habéis tomado la decisión de concederos un dÃa importante en la relación. Nosotros éramos lo esencial, mas que nada ni nadie. No existÃa lo necesario ni lo imprescindible si él me estaba esperando allà para casarse conmigo.
Y con esta reflexión finalizo la entrada de hoy y dejo el resto para otro dÃa donde os contaré los detalles de la ceremonia, la decoración del banquete y el transcurso de aquel dÃa inolvidable. Y quizás me de por contar más cosas :).
Espero que os haya gustado.
Gracias por leer y comentar.
*****
Secarral que empapa la base,
limpio de blancas está el cielo,
no existe mar que la arrase
ni desdichado que no encuentre consuelo.
no existe mar que la arrase
ni desdichado que no encuentre consuelo.
La verdad es que yo no encuentro mucho consuelo en el campo, prefiero la playa, pero este septiembre no me ha permitido despedirme de ella como me habrÃa gustado. Aunque este fin de semana ha hecho calor como para hacerlo con gusto, pero ya los planes eran otros...
Me enamoré de este vestido nada mas verlo. Asà se deben elegir las cosas que se compran, mediante flechazos o necesidad. Creo que en aquella ocasión jugaron ambas razones sin duda. El flechazo por su llamativo color y favorecedor corte, y la necesidad de combinarlo con botas camperas y sombrero un caluroso dÃa de septiembre.
Eso sÃ, su tela se arruga con solo mirarlo, pero se le puede perdonar, y mas estando en este entorno.
En mi Instagram podéis verlo combinado de manera mas formal para salir a cenar, y es que me doy cuenta de que tiene muchas posibilidades. Fue una buena compra sin duda.
¿Qué opináis? ¿Lo habrÃais combinado asÃ?
Vestito - Pimkie
Sombrero - Primark
Botas - Blanco (old)
"Del otoño aprendÃ,
que aunque caigan las hojas,
el árbol sigue de pie"
Y es normal que aun sigamos de pie, de hecho el otoño no ha entrado, pero lo tenemos cerca. Anoche ya tuve la necesidad de abrigarme con una colcha ligera para dormir y esta mañana me he sorprendido poniéndome unos calcetines después de meses.
El otoño es sin duda mi estación favorita, sobre todo desde que la elegimos para casarnos el año pasado. Por lo tanto no puedo evitar recordar mi boda cuando empiezan a cambiar las luces después del verano.
Para darle la bienvenida como se merece he optado por estrenar esta blazer ligera color camel que tuve la suerte de encontrar en Mango Outlet a un precio de risa. Siempre he querido tener una asÃ, de corte oversize y en este color que rompe perfectamente un total black look.
Yo ya estoy preparada para el otoño, ¿y vosotras?
Blazer - MangoOutlet
Camiseta - Pull&Bear
Pantalones - Zara
Zapatos - SuiteBlanco (old)
Bolso - Stradivarius
Sombrero - Primark (old)
"¿Has visto la luz que da toda esa cal de los pueblos?,
¿Le vistes brillar el blanco sobre la pared luciendo
mientras el calor desmaya la gitanilla de su tiesto?"
Los pueblos blancos me recuerdan a mi niñez, Cádiz y Málaga formaban parte de mis vacaciones de verano cada año. Residiendo a algunos kilómetros de esta luz, de vez en cuando una necesita volver a esa parte de AndalucÃa que alegra con solo visitarla.
Y Setenil de las Bodegas era el destino perfecto para ello: una combinación de cal y piedra que se funden para dar un peculiar encanto a esta localidad.
En cuanto al kimono me enamoré de él nada mas verlo en la web y no he parado hasta conseguirlo. Combinar una prenda estampada de este tipo suele ser fácil si tiras de básicos, pero en esta ocasión creo que queda genial junto a las rayas de la camiseta, dando un resultado diferente y homogéneo a la vez. ¿Qué os parece?
¡Gracias por leer y comentar!
Kimono - Pull&Bear
Camiseta - Zara (old)
Jeans - Pull&Bear
Zapatos - Tienda local
Bolso - WomenSecret