Me encuentro redactando mi última entrada de 2016 y me sorprendo al darme cuenta de que es la número 37 del año. Ciertamente es un número muy bajo después de 365 dÃas, lo que me obliga a darme cuenta de que ni siquiera he llegado a cumplir el propósito que me hice de publicar una entrada a la semana. Es mala señal...
Tengo la sensación de que este mundo blogger cada vez se va profesionalizando más, por lo tanto cada vez hay menos hueco para bitácoras como el mÃo que no pretenden enseñar sino compartir. Y no sé muy bien hasta qué punto el contenido que yo ofrezco interesa a la otra parte de este blog, que sois vosotras. No pretendo con esta entrada arrancar vuestros comentarios de ánimo y apoyo, aunque os lo agradezco de antemano. Tampoco busco sugerencias para seguir, ni causas del desánimo. Ya que, probablemente, la verdadera razón de mi falta de interés por actualizar este pequeño lugar en la red sea yo misma.
A lo largo de estos casi 7 años que llevo con el blog me he planteado muchas veces dejarlo, y creo que lo he comentado alguna vez, pero inmediatamente después sabÃa que no era posible hacerlo. Mi relación con el blog me recuerda a una amistad tormentosa con una persona que te saca de quicio muy a menudo pero a la que necesitas contarle todo lo que te pasa. Aunque cada vez habÃa menos razones para seguir, siempre quedaba mi necesidad de mantener activo un espacio que me sirve para transmitir cosas. El miedo a despedirme definitivamente y dejar de tener la posibilidad de compartir con la red lo que me apetece me frena a tomar esa determinación.
Siempre he sido muy desorganizada en mi vida, y no me ha importado trasladar esa falta de orden al blog para que de verdad fuera un reflejo de quién soy. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, relaciono esa falta de organización con la falta de profesionalidad y eso no me gusta. Por lo tanto entro en un cÃrculo sin salida, en el cual me propongo mejorar, ofrecer mejor contenido, publicar con mas orden y asiduidad pero la falta de medios, tiempo y emoción me lo impiden. Y lo único que consigo es volver a proponérmelo para volver a desilusionarme. Creo que he llegado a un punto en el que me estoy forzando a hacer bien algo que ya no se hacer bien, o que quizás no me apetece hacer ya.
Mientras lo pienso, os diré que no es una despedida tajante ni definitiva, de hecho tengo entradas pendientes, como la crónica de nuestro viaje de novios que aun está por terminar. Y como siempre inauguraré el año nuevo con la entrada de regalos de Reyes. Además diferentes empresas me han hecho llegar productos estas últimas semanas que estoy probando y de los cuales quiero hacer reviews.
Lo que sà se va para siempre es 2016 y a Dios gracias. Como bien dije ayer en mi Instagram, deberÃa haber sido un año muy especial porque ha tenido lugar nuestra boda, sin embargo para mi el recuerdo global es mas negativo que positivo. Antes de casarme compartà algunas de mis inquietudes por Snapchat, sobre todo relacionadas con la boda y la cantidad de inconvenientes que hemos tenido que sufrir durante el año de organización. Además a todo ello se le han sumado enfermedades de familiares y amigos que han enturbiado muchÃsimo la ilusión. Asà que por todo ello, estaba deseando decirle adiós a 2016.
¿Propósitos? Ninguno, como siempre. Seguiré como hasta ahora, viviendo e intentando ser mejor persona. Pero a 2017 sà que le pido algo...Le pido salud para mis familiares y amigos, y que estos malos momentos queden en el olvido. Y para mà le pido inspiración, si...porque parece que últimamente me ha abandonado :). ¡Vuelve a mÃ!
MuchÃsimas gracias a todas las personas que seguÃs por aquà haciéndome visitas y dejando vuestros comentarios. Gracias a todas aquellas que todavÃa me siguen demostrando cariño a través de las pantallas. Gracias por todos estos años. Gracias.
Os deseo una cena de Nochevieja cálida, un look maravilloso, una sonrisa radiante y una entrada de año alegre.
Un abrazo enooooooorme y ¡Feliz 2017!
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